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Fantasma en Casa

enero 26, 2023

En 1938, Orson Welles tomó por asalto las ondas radiales y transmitió La Guerra de Los Mundos, obra de radioteatro que inmediatamente pasó a la historia cuando el incomprendido y visionario futuro director de Ciudadano Kane logró convencer a todos sus oyentes de que, en efecto, la tierra estaba siendo invadida por extraterrestres; el pánico y caos que se desató en cierto sector de la audiencia es algo que muy pocas obras audiovisuales han podido repetir.

54 años después de la fatídica transmisión, el espíritu de Welles muy probablemente estaba presente cuando a la BBC se le ocurrió estrenar una curiosa cinta de bajo presupuesto llamada Ghostwatch. Conocida por sus noticieros y por sus series de época dramáticas y serias, esta fue una oportunidad para que la veterana cadena se divirtiese un poco con su audiencia.

 

 

Esta pequeña aventura está presentada como la transmisión de un programa de fenómenos paranormales, investigando una supuesta casa embrujada donde una madre y sus dos hijas son aterrorizadas por un fantasma; uno que supuestamente mataba niños y desde ahí su historia se va poniendo cada vez más grotesca.

Hoy, es fácil darse cuenta que todo es ficticio, en parte porque ya ha habido suficientes mockumentaries como para que nos acostumbremos (y si no, ahí está la internet para espoilear todo). Pero en los tiempos de las cavernas, antes que el celular nos diese las respuestas a todo, fue fácil para el público inglés creer que esto podría ser real. Especialmente porque al frente de cámaras estaban figuras periodisticas de la BBC como el conductor Michael Parkinson, los reporteros Sarah Greene y Mike Smith y el cómico Craig Charles (los fans de la serie de culto Red Dwarf lo reconocerán como el técnico Dave Lister) entrevistando a la gente en la calle. Todos tratando un caso potencialmente jalado de los pelos con total rigor periodístico.

La reacción fue un fiel reflejo de lo sucedido con Welles; más de uno pensó que el espectro era real y que estaba penando no sólo a esa madre y sus hijas sino también a los reporteros del canal. Se armó una histeria colectiva y el canal se inundó de llamadas de espectadores que entraron en pánico (mientras otros cuestionaban la moral de transmitir algo así). Vista hoy, claro, hay que ser bastante creyente (o haber ingerido sustancias) para creer que todo lo sucedido (que le debe más de una cuota de inspiración a Poltergeist y películas similares) es totalmente real. Pero sí tiene una pizca de veracidad: los creadores de este telefilm se inspiraron en el caso del Poltergeist de Enfield, donde dos hermanas decían haber sido víctimas de actividades paranormales en los años 70. Si bien ambas luego admitieron haberse inventado buena parte del caso, años más tarde, James Wan le echó mano para El Conjuro 2, porque como dicen, nunca dejes que la verdad detenga a una buena historia.

La controversia alrededor de Ghostwatch fue tan grande – un espectador se suicidó luego de quedar profundamente afectado – que la BBC nunca más la volvió a transmitir luego de la noche del 31 de octubre de 1992. Es más, la cadena prefirió guardar la película en un cajón y pretender que nunca había existido, por lo menos hasta que esta fue por fin editada en DVD en 2002; desde hace tres años, los que ya olvidaron que alguna vez existieron los medios físicos la pueden ver a través de Shudder.

Hoy por hoy, Ghostwatch es una curiosidad, un efectivo y atmósferico thriller donde su tan mentado espectro, conocido como Mr. Pipes – un pelado mutilado con un ligero parecido a un cenobite – es apenas visto en momentos tan fugaces que parecen mensajes subliminales. Pero de ahí a que resulte efectiva, una historia de fantasmas muy clásica a pesar de recurrir a toda la tecnología que estaba disponible a principios de los 90. Aunque ya no hay manera de creer que es real, sigue funcionando bien. Es además un temprano ejemplo del found footage (vayánse acostumbrando; es un estilo de cine que me gusta mucho), antecesora británica de The Blair Witch Project y otras películas similares. Ya sea a través de un programa periodístico falso, los videos caseros de tres mocosos en el bosque o más recientemente, ventanas de chat y conversaciones de Zoom, es muestra de que a este género no le falta creatividad.

 

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