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Tiburones

agosto 7, 2023

Tiburón de Steven Spielberg es una película que marcó época. No sólo porque confirmó al barbudo como uno de los mejores narradores del cine. No solo porque creó por si sola la blockbuster season en Estados Unidos, los tres meses de superproducciones y explosiones que por acá también terminamos asumiendo. Y no solo porque hizo que más de una generación le tenga miedo a meterse al mar (en mis años infantiles e impresionables me daba hasta miedo de jalar la cadena del water, por temor a que salte un escualo por la taza y me jale hacia abajo).

Casi sin proponérselo, Tiburón fue apenas la primera entrega de todo un subgénero de cintas de terror y suspenso donde estos depredadores del mar tenían todo el protagonismo: Sharksploitation, que ahora recibe un documental del mismo nombre que pasa revista a los ocasionales altos, grandes bajos y sinsentidos de los tiburones en pantalla. Se trata de una producción de Shudder, la plataforma de cine de terror que uno aún no se explica porque no ha llegado a Latinoamérica.

 

 

En un principio, este documental no hace más que reproducir anécdotas que cualquier cinéfilo ya ha captado aunque sea por osmosis cultural: el suspenso tan bien logrado de Tiburón fue porque el animal mecánico no funcionaba bien y debían esconderlo en todos los planos; los pobrísimos efectos de tres dimensiones de Tiburón 3, que torpedean la poca dignidad que ya le quedaba a esa entrega; o los inexplicables rugidos del gran pez (a la postre, con poderes telepáticos) de Tiburón 4, la misma que le compró una casa a Michael Caine.

También se pasa revista a los inevitables copiones, las cintas de terror acuático que se apuraron en salir sólo para aprovechar lo logrado por Spielberg; ahí está Orca, memorable porque Willy se come la pierna de Bo Derek; Piraña de Joe Dante, con una segunda parte que James Cameron prefiere no se sepa fue obra suya; y otras películas que sustituyeron al escualo por, entre otros, un cocodrilo o un oso grizzly. Tampoco debería sorprender que en muchas de estas haya tenido que ver el gran Roger Corman, el rey del cine clase B y a quien todo Hollywood respeta.

Pero luego el documental se adentra en aguas desconocidas y es así como llegamos al universo de los tiburones de seis cabezas peleando con pulpos. No sorprende que los responsables de que estas criaturas marinas sean ahora las reinas del cine Clase Z son los de The Asylum, productora especializada en copiar blockbusters hollywoodenses con un tercio del presupuesto. Fueron ellos los responsables de la demencial Sharknado, donde el nombre te dice todo lo que hay que saber y que se ha convertido en una saga de cinco entregas, dos más que El Padrino.

Ese es sólo el comienzo. Más que cualquier otro animal o monstruo fílmico, los tiburones han pasado por cuanta transformación pueda haber. Es una lista larga donde la mitad suenan como sketches o malas bromas: Ghost Shark, Zombie Shark, Sharkula, Sharkenstein, Shark Exorcist, Noah’s Shark, Santa Jaws, Shark Side of The Moon (ni a los Pink Floyd se les ocurrió), Cocaine Shark (prima del oso coquero), Sharks of The Corn, Ouija Shark, Atomic Shark, Bad CGI Sharks (nunca una película dejó su razón de ser tan clara), Sand Sharks, Avalanche Sharks, Dinoshark y un etcétera que se alarga hasta el infinito. Una influencia que ha llegado hasta las superproducciones hollywoodenses: ¿Qué es la reciente The Meg y su secuela, donde Jason Statham le mete una patada en el hocico a un tiburón prehistórico, sino una de estas películas serie B pero con más dinero?

Lo cierto es que con tanta payasada, los tiburones en el cine han perdido la capacidad de intimidar, de poner a uno sudar frío; han pasado de ser uno de los más grandes depredadores del mundo natural a una broma, tal y como le ocurrió a los zombies luego de tanta parodia y comedia. No por nada Tiburón sigue siendo un clásico 48 años después, todavía capaz de ponerle los pelos de punta a uno; prácticamente nada se le ha acercado dentro de su género de terror acuático. El sharksploitation siempre divierte, pero algunos todavía están a la espera de la nueva película que los hará evitar entrar al agua.

 

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